Cuando estaba en mis días de juventud siempre me quedaba un día de descanso en la semana después de cumplir con mis labores cotidianas cuando mi padre me mandaba a apartar las ovejas cerca de la quebrada siempre llevaba con migo mi juguete favorito una caña de pescar, llegaba a la quebrada removida la tierra sacaba muchísimas lombrices y ay empezaba a pescar mi felicidad mas grande era ver chapaletear las truchas enganchadas en mi anzuelo.
Cuando llenaba mi mochila de muchas truchas me iba para la casa orgulloso de lo que avía hecho para que mi madre nos preparara un buen plato de sena.
Aveces cundo la pesca era prospera me alcanzaba para dejar truchas en mi casa y poder venderlas a algunos vecinos de la vereda, y así recogía dinero para las onces de la semana, y ahorraba para comprar mas cosas para la pesca y así pasar mis ratos libres
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